This is a reading comprehension excercise. The objective is to be able to read a text with enough understanding to be able to enjoy reading the text. One of the important reasons to learn Spanish is to be able to enjoy reading texts. The full text is below. The first thing you should do is read the text below. If possible try not to translate it to English. When you get proficient at another language you don't translate when you read a text or hear someone speak, you understand it directly. The text below is fairly simple but it is still not easy if you have a low level of Spanish. The next think to do is read the translations in the tables below. After that you can use the next button and go through each line until you understand all of it. Then read the full text at the top again and see if you can understand it without translating.
Un día llegó a una fonda de Guadix un hombre muy alto y fuerte con una nariz grande y ojos negros. Guadix es una ciudad cerca de Granada en el sur de España. En el brazo izquierdo tenia un tatuaje de un craneo y en el brazo derecho una lápida. En la cara tenia un tatuaje de una lagrima. Tenia una larga y espesa barba. Su ropa negra añadía algo de siniestro a su apariencia.
—¡Posadero!—gritó en voz alta,—tengo mucha hambre y me estoy muriendo de sed. Tráigame algo que comer y una botella de vino. ¡en seguida!
El posadero, medio espantado, corrió a la cocina, y pocos minutos después sirvió una buena comida y una botella de vino al hombre. Este se sentó a la mesa y comió y bebió con tanto gusto que en menos de diez minutos había comido todo.
Una vez terminada su comida, preguntó al posadero:—- ¿Hay en este pueblo un buen barbero que pueda afeitarme?
—Por supuesto, señor,—contestó el posadero, y llamó al barbero que vivía no lejos de la fonda.
Con su estuche en una mano y el sombrero en la otra, entró el barbero, y haciendo una profunda reverencia preguntó:—¿En qué puedo servir a Vd., señor?
—Aféiteme Vd.,—gritó el forastero con voz de trueno.—Pero le advierto que tengo la piel muy delicada. Si no me corta le daré mil euros, pero si me corta le mataré sin piedad. Ya he matado más de un barbero por esa causa; ¡tenga cuidado!—
El pobre barbero que se había espantado al oír la aterradora voz de su cliente, ahora temblaba como la hoja de un árbol agitada por el viento otoñal.
El terrible hombre había sacado del bolsillo de sus pantalones un grande y afilado cuchillo y lo había puesto sobre la mesa. Era muy claro que la cosa no era para bromas.
—Perdone Vd., señor,—dijo el barbero con voz trémula,—yo soy viejo y me tiembla la mano un poco, pero voy a enviar a Vd. a mi ayudante, que es joven. Puede Vd. fiarse de su habilidad.
Diciendo esto, salió casi corriendo de la fonda. Cuando estuvo fuera, dando gracias a Dios de haber escapado, decía a sí mismo: —Ese hombre es malo como un demonio; no quiero tener negocios con él. Tengo una esposa y ocho niños y debo pensar en ellos. Es mejor que venga mi ayudante.
A los diez minutos se presentó el ayudante en la fonda.—Mi jefe me ordenó que viniera aquí para...—Sí, su jefe dice que es Vd. un hombre hábil y espero que tenga razón,—le interrumpió el forastero con voz ronca.—Le advierto que tengo la piel muy delicada.
Si me afeita sin cortarme le daré mil euros, pero si me corta, le mataré con este cuchillo tan cierto como mi barba es negra.
Al oír esto el ayudante palideció un poco, pero recobrando el ánimo replicó:—Ciertamente, señor, soy muy hábil y tengo una mano muy segura. Tendría mucho gusto en afeitarlo, pero Vd. tiene una barba muy espesa y necesito una navaja muy afilada. Desgraciadamente no tengo ninguna en mi estuche ahora, pero afortunadamente el aprendiz afiló sus navajas esta misma mañana. Le voy hacer venir en seguida.
Con esto escapó precipitadamente diciendo para sí:—¡Caramba! ¡Ese hombre se parece al mismísimo diablo! No quiero morir. Que vaya el aprendiz, que es joven. Aquí tiene una buena ocasión de aprender algo. Por fin vino el aprendiz. Era un muchacho de unos diez y seis años, con ojos vivos y cara inteligente.
—¡Hola!—gritó el forastero, soltando una carcajada que hizo retemblar las paredes.
—¿Te atreves tú a afeitarme? Pues bien, muchacho. ¡Mira! Aquí tienes esta pieza de oro y este cuchillo. La moneda de oro vale mil euros y será tuya si me afeitas sin cortarme; pero como eso no es muy fácil, porque tengo la piel muy delicada, te advierto que si me cortas te mataré con este cuchillo.
Y miró al pobre aprendiz con unos ojos que parecían salir chispas.
Mientras tanto, el muchacho reflexionaba de esta manera:—¡mil euros! Eso es más de lo que gano en seis meses. Con esa suma me puedo comprar un traje nuevo para la feria y, además, un nuevo estuche. Si este bruto mueve el rostro y lo corto, sé lo que debo hacer.
Con gran calma saca todo lo necesario de su estuche; sienta al forastero en una silla, y sin el menor miedo pero con mucho cuidado termina el muchacho felizmente la operación.
—Aquí tienes tu dinero,—dijo el hombre terrible .—¡Vaya! Eres más valiente que tu jefe y su asistente, y a la verdad mereces el oro. Pero dime: ¿no tenías miedo?
—¿Miedo? ¿Por qué? Vd. estaba enteramente en mi poder. Tenía yo las manos y mi más afilada navaja en la garganta de Vd. Supongamos que Vd. se mueve y yo le corto. Vd. intenta asir el cuchillo para matarme. Yo lo impido y con un solo corte le mato. Eso es todo. ¿Entiende Vd. ahora?
Esta vez fue el forastero el que se puso pálido.
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EXPLANATION:
The first line is a sentence in Spanish.
The second line is the translation of the sentence in Spanish.
Use this lesson to learn how to read simple text in Spanish.